domingo, 8 de enero de 2012

El secreto...

Durante cinco meses vivió un sueño. Sí, a los 30 años pasó los mejores momentos de su vida. ¿Habrá sido su error preocuparse demasiado por las cosas buenas que podía perder o fue sólo una cuestión de mala suerte? Piensa en cosas malas y sólo atraerás cosas malas. Quizás fue eso, una persona de baja autoestima que recibió más de lo que esperaba y entendió que podía perderlo todo.
No es necesario ahondar en todo lo que le sucedió. Lo que ahora nos importa es saber que él se quedó sólo. Nadie recordó más su nombre, su mirada adolescente, sus borracheras de los sábados por la noche. Cuando se dio cuenta su celular sólo daba la hora. Lo rodeaba la nada y eso le preocupaba. Más aún cuando la chica que amaba se despidió para siempre con un frío -"Voy a volver". Él sabía que ya nunca regresaría y sin ella su vida era un vacío. Había probado la miel de la vida y ahora marchaba sin rumbo, en un camino solitario como la muerte.
No es el comienzo de una historia, ni mucho menos el final de otra, ¡por dios! eso espero. Es sólo un importante recordatorio. Una de esas lecciones que quedan para el resto de la vida. Un secreto que bien utilizado me puede ayudar a revertir mi situación.
La clave está en enfocarme en las cosas buenas, pensar en positivo. Las cosas buenas suceden si realmente las deseamos. Es una energía, lo bueno atrae a lo bueno.
“Sonríe, la vida misma te devolverá la sonrisa”.
Esta semana comienzo el ejercicio. No es fácil, pero sé que funciona. Pude comprobarlo durante los cinco mejores meses de mi vida.

Afilando las nuevas ideas

Vuelvo a escribir, siiii, después de mucho tiempo retorno a uno de mis hobbys que por una y otra razón había dejado abandonado. Acá estoy, publicando boludeces que nadie va a querer leer, pero poniendo en práctica lo que supo ser un placer en otras épocas. Aquellos años en los que aún creía que saber escribir bien (o intentarlo) me iban a servir para algo. Era un periodista, bueno, en realidad me había ganado el título. Hoy soy otra persona, escondida en un trabajo rutinario que me da lo que necesito y nada más. Plata. No lo odio, pero no es lo que esperaba para mi futuro. Paso el plumero para desempolvar mi pasado como escritor y creador de ideas. Hoy comienza mi terapia.